La Celebración
Texto del periódico “La Unión”, del 8 de Abril de 1924
Del Ambiente Jaques
Jueves uno; hermoso día; con calor que nos aplasta, al llegar a mediodía se oye con mucha alegría la música de Lacasta; de la Casa Ayuntamiento, abiertas son sus ventanas y causan hondo sentimiento ver como flotan al viento las enseñas jacetanas con sus muy vivos colores, con escudos y blasones; los chicos con tiradores recuerdan tiempos mejores disparando los pistones. Que hay de buen humor derroche cualquier jaqués lo denota y cuando llega la noche puede oírse a troche y moche la alegría de la jota. Viernes; al amanecer vuelve la banda a tocar haciendo al pueblo saber que en este día ha de ver al gran Conde don Aznar, (siempre de grata memoria) y de las nueve al sonar la procesión va a marchar camino de La Victoria. Los mozos con sus sombreros de flores y cintas largas van la mar de pintureros; detrás, los escopeteros, haciendo sendas descargas. Preside el alcalde, van los concejales, miembros del cabildo, Jefes y oficiales y con la bandera de nuestra Ciudad el dueño de “El Siglo” (neé Sánchez-Cruzat) luciendo su tipo y su buena talla llevando con garbo la rica gramalla, y cual si imperase aquí el bolchevique, pues de otra manera no habrà quien se explique, que, sin saber cómo ni saber por donde, un exportalero es nombrado Conde, por cierto lectores que va en su desdoro el tomar al Conde D. Aznar por moro.
Y tras de la misa el vino, las tortas, y dejar vacíos porrones y botas a lo que partido tal día se saca la gran comitiva se vuelve hacia Jaca.
De la Casa Ayuntamiento en la escalera, se pone don José con la Bandera y los mozos trás faena larga de cargar la escopeta a golpe de baqueta, producen la descarga. Don Aznar, hace cosas a lo mudo, y después del saludo de las otras banderas que resulta bonito a todas veras, pasan, cual conduciendo un gran tesoro, los cuatro, con las testas de los moros, clavadas en un palo, y algo pintas, pues llevan unas cintas, que resultan muy monas, colgando a cada cual de su corona.
Y ahora tal vez cuadre, decir que no es mi padre ninguno de esos cuatro, pues según se nos dijo en el teatro por cierta autoridad, sirviéndonos de grande novedad y resultando crudo, nuestra paternidad, estaba en las cabezas del escudo. ¡Ay; què barbaridad!
La fiesta terminada, usando de los medios locomóviles (tartanas, coches, carros y automóviles) la gente se prepara a ir al campo, por mor de la lifara. Hay quien marcha buscando sitio bello, al salto de Castiello son de la aristocracia y el grupo de la gracia, arma juerga en la rúa y en un auto se van a Villanúa donde hay gran comida abundante, substanciosa y divertida que allí no había un dengue y se hizo mucho abuso del merengue; en mis notas recojo lo ocurrido en el ojo a un pollo confitero el más dicharachero hombre de mucho aquel, que tapado le quedó con un pastel.
Al regreso con mucho y buen humor habièndonos llegado hasta el Somport, hicimos breve alto para ver en el salto la distinguida gente, parientes y amigos del gerente y más tarde, sentadas a la sombra, y saltando a la comba, en plena carretera, había veinte niñas… casaderas (no creo que las falto) también allí hubo alto y según supo menda habían consumido la merienda (como los fumadores) al estilo de Jaca, fumando cada cual de su petaca.
Mientras el auto llega a la meta, quedan jugando a la gallineta, volviendo todos en ancha fila ellas llevando la mar de lilas – bien entendido, no haya cuestión, pues si lo entienden de otra manera, pido perdòn -.
¿Què le ocurre a ese que tantísimo goza? Es un futbolista de los que lucharon allá en Zaragoza y como han jugado partidos muy pocos, aquella victoria los ha vuelto locos. A sus contrincantes, pusieron a caldo. No se ocupan de ello ni en El Noticiero ni en el Heraldo y una consecuencia muy triste se saca; no dan importancia a los jugadores e fútbol, de Jaca. A ver si este equipo se pone el primero y tienen por fuerza que hablar, el Heraldo como El Noticiero.
Don Inocencio, mi amigo, de manera muy sencilla me reuga diga y lo digo algo sobre la gravilla que ayer tarde han echado, por tapar los agujeros y que mucho han celebrado los artistas y zapateros; la verdad que por la calle hay que pasear a asalto pues no habrà pie que no falle pisando este nuevo asfalto; echando remiendos a ese alquitrán ganancia están viendo nuestros pedicuros Pepito y Betràn.
B.C.A.